El disco del Buen Amor despieza, oculta y en ocasiones banaliza este sentimiento cada vez menos universal y poco concreto del Amor. Tanto que no encontraéis esta palabra en ninguno de los nueve cortes que configuran el álbum.
El disco irá variando su temperatura a medida que os vayáis moviendo por cada uno de los tres espacios donde Xavi ha situado las tramas del disco: London (huida) – Barcelona (hábitos) – Marraquech (oasis). Un triángulo éste, que el músico ha ido recorriendo , en modo bucle, durante los últimos años y del que han surgido fruto de este desajuste espacio/temporal, temas que van desde una oda al onanismo en Guerra Fría,
a temas como Canciónpara despedir a Bibi donde se plasma esa huida sin mí y su consiguiente ¿y ahora?, que le llevará finalmente, a buscar alternativas artificiales reflejadas en canciones como El Parque de los Dinosaurios.
A partir de aquí, Xavi os deja a vuestra suerte en un fuego cruzado de sentimientos y contradicciones hasta el cierre del disco donde os encontraréis un “No” a quemarropa en el que los versos Hamlet de Juan-Eduardo Cirlot retumban en el interior del oyente con la voz recitada de Martí Sales, en forma de epílogo.
